El objetivo del tratamiento del glaucoma es conservar la visión que tiene el paciente al momento del diagnóstico mediante la reducción de la presión intraocular. Lamentablemente no existen en la actualidad tratamientos que permitan regenerar las fibras deterioradas del nervio óptico y recuperar la visón perdida.
Para reducir la presión intraocular se puede tratar con gotas, cirugías láser y otros tipos de cirugias. Los tratamientos son graduales, siempre comenzando por aquellos de menor riesgo y efectos secundarios. El primer gesto del oftalmólogo será estimar
la severidad del daño al momento del diagnóstico, clasificándolo en leve, moderado o severo. A mayor daño más intenso será el tratamiento con el objetivo de detener la evolución de la enfermedad y que el paciente conserve su calidad de vida.